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lunes, 30 de julio de 2012

Grandes esperanzas


Phillip Pirrip, “Pip”, es un niño huérfano y de clase baja que vive con su hermana y el marido de ésta en un pueblecito inglés. Un día conoce a un presidiario que se ha escapado, quien le pide comida y una lima. Pip obedece y se olvida de ello, inconsciente de que este hecho condicionará su vida para siempre.
Pasados unos meses, una anciana adinerada, la señora Havisham le invita a jugar a su casa, hecho que cambiará su vida para siempre. Pues allí conoce el mundo que hay más allá de los límites de su pueblo, y también conoce a una niña, Estela, más o menos de su edad, educada por la anciana, de la que se enamora nada más verla. Pero ella es orgullosa y engreída, y le rechaza por su pobreza e ignorancia. Esta circunstancia deprime a Pip, y le hace buscar ayuda en una amiga, Biddy, quien le alfabetiza. Tras visitas periódicas a la misteriosa casa (todo esta sucio y abandonado), su cuñado José (con el que guarda una gran amistad) es invitado también. En esta visita, Havisham recompensa económicamente los servicios de Pip y se despide de ellos.
Aquí comienza una etapa triste en la vida de Pip, pues su hermana se ha quedado inválida y comienza su aprendizaje como herrero (subvencionado por el dinero de la anciana), hecho que agrava más su situación.
La solución aparece cuando un hombre del entorno de la anciana le informa de que una fuente anónima le ha donado un cuantioso capital. Le da dinero para vestirse correctamente y le dice que va a vivir en Londres con una familia rica. Es decir, que le brinda lo que denomina “grandes esperanzas”.
La idea de alcanzar otra clase social le divide en dos: por una parte guarda las ansias de ser un caballero, para conquistar a Estela, y escapar de su oficio como herrero al que iba destinado; y por otra parte, la tristeza de la separación de su amado cuñado y su amiga Biddy. Pero el ya adolescente Pip hace frente a sus temores y se instala en Londres. Allí descubre un mundo nuevo de posibilidades, y vive cómodamente junto al hijo mayor de la familia, del que 11se hace íntimo amigo.
Una circunstancia le devuelve al pasado: su querida Estela va a irse a vivir a Londres, aunque simultáneamente se da cuenta de que ella está muy condicionada por la anciana, quien ha resuelto que ella rompa el corazón de todos los chicos que pueda, para vengarse así de un antiguo desamor suyo. Y aún más, cree que él es el destinado para ella, pues cree también que el dinero proviene de la anciana.
Por entonces Pip se entera de que finalmente su hermana ha muerto, lo que crea un ambiente todavía más melancólico.
La historia toma un giro inesperado cuando aparece el bienhechor de Pip: es el presidiario que en su día le pidiera un favor. Al estar tan agradecido, en cuanto empezó a ganar dinero en América, se lo fue mandando para que hiciesen de Pip el caballero que él nunca pudo ser.
Provis, que así es como se hace llamar este personaje, le cuenta que ha vuelto para verle, pero Pip le odia porque se siente desgraciado con su nueva vida, pues es demasiado complicada, y echa de menos su hogar.
Pip y Herbert, su amigo, se dan cuenta de que, al estar ilegalmente Provis en Inglaterra, tienen que ocultarlo y llevarlo al extranjero. Antes de irse, se declara a Estela, y ella le dice que está comprometida con otro hombre. Cuando se va a despedir de Havisham, ésta le cuenta parte de la vida de Estela, que finalmente se desvela como hija de Provis. Después de esto, la anciana muere en sus brazos como consecuencia de un incendio.
Cuando Herbert y él intentan la huida con Provis, les aprehende la policía, y durante la captura el fugitivo es herido gravemente, y muere durante su juicio.
Más tarde, también su compañero se ve obligado a abandonarle, y Pip cae en una profunda depresión, y una posterior enfermedad. Se pasa semanas inconsciente y cuando despierta, se encuentra al lado de José, quien le cuida y paga sus deudas hasta que se recupera. En este momento, José vuelve a su pueblo natal. Cuando Pip va allí a agradecérselo, se encuentra con que él y su amiga Biddy se casan ese mismo día. Este hecho trastorna a Pip, pues tenía pensado estar él con su antigua amiga.
Pip decide evadirse y se reúne con su amigo Herbert en el extranjero, donde progresa y vive bien. Once años después, regresa y descubre que la pareja ha tenido un niño, llamado Pip. Y para completar su visita, vuelve a Satis, la desolada mansión de Havisham, y casualmente se encuentra allí a Estela. Ella le cuenta que su matrimonio ha fracasado, y ella nota un cambio especialmente reconfortante en ella, pues siente que está humillada y arrepentida. A raíz de esto, se hacen amigos para toda la vida.

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